“Quería crear zombis vivientes”: el oscuro legado de Jeffrey Dahmer


Un 21 de mayo de 1960 nacía Jeffrey Dahmer, uno de los asesinos más temidos, estudiados y controvertidos de la historia criminal.

Su nombre volvió a sonar fuerte tras el éxito de la serie de Netflix, pero la historia real es todavía más perturbadora. Dahmer confesó haber intentado crear zombis humanos para tener el control total sobre sus víctimas. Sí, así de retorcido.

En una entrevista exclusiva en 1994 con la NBC, Dahmer lo dijo sin rodeos: “Matar no era el objetivo. Quería tener a las personas bajo mi completo control”. Con ese mismo tono frío, describía cómo drogaba a sus víctimas, les inyectaba sustancias en el cerebro y, más tarde, mantenía relaciones con sus cuerpos. Guardaba restos como trofeos. Incluso llegó a cocinarlos.

Su historia es tan macabra que cuesta creer que ocurrió en la vida real.

Aunque creció en un entorno que, a simple vista, parecía normal, su obsesión con la muerte, las vísceras y el control apareció desde la adolescencia. Su primer asesinato fue en 1978. Luego hubo una década de silencio… y después, una espiral de horror que terminó con 17 víctimas confirmadas y una condena de 16 cadenas perpetuas.

Muchos expertos intentaron entender su mente: psicopatía, necrofilia, TOC, trastornos de personalidad… pero la justicia fue clara: Dahmer sabía lo que hacía. No hubo eximentes. Fue responsable, y así lo asumió.

En prisión, se convirtió al cristianismo y fue bautizado. Decía estar arrepentido. Leía la Biblia, asistía a estudios religiosos… pero no todos creían en su redención. Fue asesinado en 1994 por otro preso, que alegó que “Dios se lo ordenó”.

Jeffrey Dahmer es, hasta el día de hoy, una figura que genera debate: ¿monstruo, enfermo, o ambas? ¿Puede alguien así cambiar realmente?