Seguir al pie de la letra los consejos de un chatbot puede no ser la mejor idea… y este caso lo demuestra.
Un hombre de 60 años en EE. UU. terminó hospitalizado durante tres semanas en una unidad psiquiátrica tras seguir una dieta que, según él, le recomendó ChatGPT: eliminar por completo la sal y sustituir el cloruro por bromuro.
El resultado fue un cuadro grave de intoxicación por bromuro, un químico que hace décadas estuvo en medicamentos contra la ansiedad e insomnio… pero que fue prohibido en 1975 por la FDA debido a sus peligros. Entre sus efectos: paranoia, alucinaciones, vómitos, problemas de coordinación y hasta síntomas psicóticos.
El paciente llegó a urgencias convencido de que su vecino lo había envenenado y rechazando incluso beber agua en el hospital. Los médicos confirmaron que no era conspiración: era bromismo en toda regla.
Un peligro del pasado que regresó con la IA
En el siglo XX, las intoxicaciones por bromuro eran tan frecuentes que causaban entre el 5 y el 10% de los ingresos psiquiátricos. Hoy, algunos suplementos sin regulación lo han traído de vuelta, justo cuando la inteligencia artificial se usa como “doctor de bolsillo” sin filtros ni advertencias.
De hecho, médicos que documentaron el caso probaron versiones antiguas de ChatGPT con preguntas similares… ¡y recibieron respuestas parecidas! Sin advertir de los riesgos reales.
Más allá de la medicina, más riesgos
El caso es un recordatorio de que la IA no siempre ofrece respuestas seguras, especialmente en temas tan delicados como la salud. Pero los expertos advierten que los problemas van más allá: deepfakes en elecciones, phishing sofisticado, armas autónomas y sesgos algorítmicos son parte del menú de riesgos que la IA trae consigo.
El investigador Stuart Russell lo resume así: los gigantes tecnológicos están “jugando a la ruleta rusa con la especie humana”.
La lección
El paciente se recuperó totalmente, pero su experiencia deja una advertencia clara: la IA no sustituye a un médico de carne y hueso. Puede servir para resolver dudas generales, pero cuando se trata de tu salud, lo mejor sigue siendo consultar a profesionales que sepan evaluar riesgos reales.