Los creadores de Miércoles, Alfred Gough y Miles Millar, tenían claro su mantra: “la dosis ideal son ocho episodios”.
Y así lo aplicaron en la segunda temporada del gran hit de Netflix, dividiéndola en dos bloques de cuatro capítulos que mantuvieron a los fans expectantes hasta el desenlace.
Lo interesante es que prácticamente cualquiera de los últimos episodios pudo haber servido como final de temporada, porque cada uno se esmeró en ir cerrando las múltiples subtramas del primer bloque.
Eso sí, los dos últimos se llevan la palma: con Tim Burton de nuevo en la silla de director, el cierre se convirtió en una auténtica fiesta gótica, cargada de referencias visuales y narrativas al clásico La novia de Frankenstein (1935), de James Whale.
El arco de Isaac Night (Owen Painter) fue el gran vehículo de esta catarata de homenajes, mientras que la querida Jenna Ortega volvió a brillar en el rol de la hija de los Addams más popular del planeta.
¿Lo mejor? Netflix ya confirmó que habrá temporada 3, así que más misterio, terror adolescente y guiños oscuros están en camino. Por ahora, los fans pueden respirar tranquilos: la historia de Miércoles sigue viva, con un futuro tan sombrío como prometedor.