¿Qué significa la Pasión de Cristo hoy? Un relato que sigue tocando corazones


Cada Semana Santa, millones de personas alrededor del mundo se detienen. El bullicio cotidiano da paso al incienso, al silencio, a la cruz.

¿Por qué? Porque la historia que se revive no es solo antigua, es profundamente humana.

Es la Pasión de Cristo: una narración de amor, sacrificio y redención que, dos mil años después, sigue tocando corazones.

📜 Un relato que comenzó en Jerusalén… y nunca terminó

La historia inicia con Jesús de Nazaret entrando a Jerusalén entre palmas y vítores. Es el Domingo de Ramos, y su llegada no pasa desapercibida: el pueblo lo aclama como rey, pero las autoridades religiosas y políticas lo ven como amenaza.

Poco después, en una cena íntima con sus discípulos —la Última Cena—, Jesús parte el pan y el vino, preanunciando su sacrificio.

Esa noche, tras orar en el Huerto de los Olivos, es arrestado. Uno de los suyos, Judas Iscariote, lo ha entregado con un beso.

⚖️ De juicio en juicio, sin culpa pero condenado

Jesús es llevado ante el Sanedrín, luego ante Pilato, luego ante Herodes… y de nuevo ante Pilato. Ninguna autoridad encuentra en él delito, pero la presión del pueblo —azuzado por los líderes religiosos— exige la crucifixión.

El gobernador romano cede. Se lava las manos. Jesús es flagelado, coronado con espinas, burlado, y obligado a cargar la cruz hasta el Gólgota. Ahí, lo crucifican entre dos ladrones.

✝️ Muerte, dolor… y esperanza

Alrededor del mediodía, el cielo se oscurece. El silencio cae sobre la tierra. Jesús muere tras pronunciar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Su cuerpo es bajado y entregado a su madre. Lo sepultan en un sepulcro prestado. La historia podría terminar ahí… pero no.

Tres días después, al amanecer, el sepulcro está vacío. La Resurrección, celebrada en el Domingo de Pascua, da sentido a toda la historia: Jesús no solo murió, sino que venció a la muerte.

🌎 Una historia que sigue viva

Desde entonces, la Pasión de Cristo no ha dejado de ser contada, dramatizada, llorada y celebrada. En templos, calles y corazones.

Desde Jerusalén hasta Antigua Guatemala, desde Roma hasta Filipinas. Cada país la adapta, cada cultura la representa, pero el mensaje sigue siendo el mismo: amor, perdón y esperanza.

Procesiones, viacrucis, misas, películas, obras de teatro y actos simbólicos reviven este relato sagrado que, aunque mil veces contado, nunca pierde fuerza.

La Pasión no es solo historia… es experiencia

Ver un cortejo, escuchar una marcha fúnebre o presenciar un viacrucis en vivo no es solo tradición: es sumergirse en la historia más poderosa jamás contada.

Porque la Pasión de Cristo no solo fue un momento en el tiempo. Para millones, sigue ocurriendo… cada Semana Santa, cada acto de fe, cada vida transformada.