El Sábado Santo es un día de silencio y espera, en el que los cristianos conmemoran el descanso de Jesús en el sepulcro.
Este día, marcado por la quietud, invita a la reflexión sobre el sacrificio de Cristo y el misterio de su muerte.
Es un espacio para meditar sobre el dolor y la separación que vivieron sus seguidores, pero también para esperar con esperanza la promesa de la resurrección.
A lo largo del día, las comunidades viven en silencio, mientras se preparan para la Vigilia Pascual, una de las celebraciones más significativas del cristianismo, que marca el paso de la oscuridad a la luz.
La resurrección de Cristo es celebrada con alegría, símbolo del triunfo sobre la muerte y la esperanza de la vida eterna.
En Guatemala, el Sábado Santo se vive con devoción, no solo en las iglesias, sino también en los hogares, donde las familias se reúnen para la oración y la meditación.
Es un día de paz y reflexión, que fortalece la fe cristiana y nos recuerda que, incluso en los momentos de sufrimiento, siempre llega la luz de la esperanza.