¿Canícula más corta, pero más intensa? Así viene este 2025


Guatemala se prepara para entrar en uno de los periodos climáticos más críticos del año: la canícula. Aunque suele considerarse una pausa dentro de la temporada de lluvias, este 2025 podría desarrollarse de manera diferente.

De acuerdo con los modelos más recientes, el fenómeno se iniciaría entre el 10 y el 15 de julio, y tendría una duración estimada de apenas 10 a 20 días, menos de lo habitual.

¿Qué pasa durante la canícula?

Durante la canícula, el cielo suele mantenerse despejado, las temperaturas se elevan considerablemente, el aire se torna seco y la precipitación desciende a niveles mínimos o incluso nulos en algunas regiones.

En el campo, este cambio súbito en las condiciones ambientales representa un riesgo directo para la producción agrícola, en especial para los cultivos de subsistencia como el maíz, el frijol y otras hortalizas de ciclo corto.

A diferencia de otros años, en los que la canícula puede prolongarse hasta por un mes, los especialistas prevén en esta ocasión un escenario más fragmentado.

La influencia persistente de El Niño podría interrumpir el patrón típico del fenómeno, alternando días secos con lluvias esporádicas. Esto, lejos de ser una señal positiva, podría generar confusión entre productores y complicar la planificación agrícola.

El impacto de la canícula no solo se siente en los campos

En las zonas urbanas, el aumento de las temperaturas eleva el riesgo de golpes de calor, deshidratación y otros problemas de salud, especialmente en niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.

Por eso, las autoridades han comenzado a difundir recomendaciones dirigidas a la población general, pero también acciones específicas para quienes viven del campo.

Medidas de prevención

Entre las principales medidas están el almacenamiento anticipado de pasto, el manejo de malezas para fortalecer el suelo, la regulación del uso de fertilizantes y la implementación de sistemas de riego complementario, especialmente en suelos de baja humedad o alta exposición solar.

Estas acciones buscan mitigar la pérdida de cultivos y conservar la fertilidad del terreno.

En el ámbito familiar, también se insiste en protegerse del sol con ropa adecuada, evitar la exposición prolongada durante las horas más cálidas, hidratarse constantemente y prestar atención a síntomas como fiebre, fatiga o confusión, que podrían estar relacionados con el exceso de calor.

Aunque aún se esperan actualizaciones más precisas sobre la intensidad y duración exacta de este fenómeno, los expertos coinciden en que julio será un mes marcado por el contraste: días muy calurosos, cielos despejados, y sin embargo, una amenaza latente de lluvias irregulares impulsadas por ondas del Este u otras perturbaciones atmosféricas.

La canícula no es una sorpresa, pero su comportamiento cada año presenta nuevos desafíos.

En un contexto climático cada vez más impredecible, la vigilancia, la prevención y la adaptación siguen siendo claves para enfrentar sus efectos sin mayores pérdidas.