Un incidente que pudo terminar en tragedia se registró en la zona 6 de Quetzaltenango, donde un guardia de seguridad privada fue capturado por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) mientras portaba dos armas de fuego y se encontraba bajo los efectos del alcohol.
El hecho ha generado preocupación entre los vecinos del sector y plantea serias interrogantes sobre los protocolos de supervisión que manejan las empresas de seguridad privada en el país.
Operativo policial tras alerta ciudadana
Según información proporcionada por la PNC, la captura se realizó luego de recibir múltiples denuncias ciudadanas que alertaban sobre un hombre armado que estaba amenazando a transeúntes y realizando disparos al aire, generando pánico entre los habitantes de la zona.
Los agentes policiales de la comisaría local respondieron con prontitud al llamado de emergencia y se dirigieron al lugar señalado, donde efectivamente encontraron a Leonzo «N», de 35 años, quien intentaba ingresar a la garita donde prestaba servicio como guardia de seguridad para la empresa SERVIPROSA.
«Efectivamente fue sorprendido bajo efectos de licor, portando dos pistolas Canik, dos tolvas y 18 municiones», detalló el informe policial, agregando que «al solicitarle la documentación de las armas no las presentó», lo que constituye una violación a la legislación vigente sobre portación de armas de fuego.
Armamento no documentado
Un aspecto particularmente alarmante del caso es la cantidad de armamento que portaba el guardia. No se trataba de una sola arma de reglamento, sino de dos pistolas marca Canik, además de dos cargadores adicionales (tolvas) y un total de 18 municiones. Este arsenal, en manos de una persona bajo efectos del alcohol y aparentemente fuera de control, representaba un peligro inminente para la comunidad.
La situación se agravó cuando, al ser requerido por los agentes policiales, el guardia no pudo presentar la documentación que acreditara la legal tenencia y portación de dichas armas, lo que sugiere posibles irregularidades tanto personales como de la empresa para la que laboraba.
Las pistolas Canik, de fabricación turca, son armas semiautomáticas de 9mm que han ganado popularidad en los últimos años por su fiabilidad y precio accesible. En Guatemala, como en la mayoría de países, la portación de este tipo de armas está estrictamente regulada y requiere permisos específicos, especialmente para personal de seguridad privada.
Comportamiento errático y peligroso
Según testigos que realizaron las denuncias, el comportamiento del guardia de seguridad había sido errático durante varias horas. Además de las amenazas directas a personas que transitaban por el sector, los denunciantes reportaron que el hombre había efectuado varios disparos al aire, una acción extremadamente peligrosa en una zona urbana.
«Presuntamente este sujeto, guardia de seguridad privada de SERVIPROSA, amenazaba a transeúntes y efectuaba disparos al aire», señala el informe policial, confirmando los testimonios de los vecinos que dieron la voz de alarma.
Los disparos al aire constituyen una práctica particularmente peligrosa, ya que las balas disparadas verticalmente pueden alcanzar alturas considerables antes de caer nuevamente a tierra con fuerza suficiente para causar lesiones graves o incluso la muerte. Numerosos incidentes a nivel mundial han documentado fatalidades por esta práctica irresponsable.
Cuestionamientos a la empresa de seguridad
El incidente ha puesto bajo escrutinio a la empresa SERVIPROSA, para la cual trabajaba Leonzo «N». Las preguntas sobre sus protocolos de supervisión son inevitables: ¿Cómo un guardia logró presentarse a su puesto de trabajo en estado de ebriedad? ¿Qué mecanismos de control existen para verificar el estado de sus empleados antes de iniciar labores? ¿Cómo se supervisa el armamento asignado?
Estos cuestionamientos son particularmente relevantes considerando que las empresas de seguridad privada tienen como responsabilidad fundamental garantizar la protección de bienes y personas, no convertirse en fuentes de amenaza para la comunidad.
La legislación guatemalteca establece requisitos estrictos para las empresas de seguridad privada, incluyendo la capacitación de su personal, la supervisión constante y el manejo responsable de armamento. Este incidente sugiere posibles fallos en la implementación de estos requisitos.
Respuesta policial oportuna
Un aspecto positivo a destacar en este incidente es la rápida respuesta de la Policía Nacional Civil ante las denuncias ciudadanas. Los agentes de la comisaría de la zona 6 de Quetzaltenango actuaron con prontitud para neutralizar una situación potencialmente trágica.
La captura de Leonzo «N» se realizó sin que se reportaran heridos, lo que demuestra un manejo profesional de la situación por parte de los efectivos policiales, quienes lograron controlar a un individuo armado y bajo efectos del alcohol sin que el incidente escalara a mayores.
Este tipo de intervenciones refuerza la importancia de la denuncia ciudadana como mecanismo de alerta temprana para las autoridades, permitiendo actuar antes de que situaciones peligrosas culminen en tragedias.
Proceso legal en curso
Tras su captura, Leonzo «N» fue puesto a disposición de las autoridades judiciales correspondientes, donde deberá enfrentar cargos por portación ilegal de armas de fuego, amenazas y posiblemente por disparos en lugares habitados, entre otros delitos que podrían determinarse durante la investigación.
El caso ahora sigue su curso legal, mientras la comunidad de la zona 6 de Quetzaltenango recupera la tranquilidad tras horas de zozobra provocadas por quien, paradójicamente, debía contribuir a su seguridad.