Motín en Gaviotas | Bernardo Arévalo: «les quitamos sus pantallas y privilegios»


En medio de una creciente tensión en el sistema penitenciario guatemalteco, el presidente Bernardo Arévalo confirmó que la serie de motines registrados en diversos centros carcelarios del país son consecuencia directa de las medidas implementadas por el Ministerio de Gobernación para recuperar el control efectivo de las prisiones.

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Durante una ronda de preguntas con autoridades, el mandatario abordó la situación que ha captado la atención nacional en las últimas horas, explicando los orígenes y el manejo de estos incidentes que han puesto a prueba la nueva política penitenciaria de su administración.

Raíz de los disturbios

«Lo que estamos viendo y esta serie de motines es el resultado de las medidas que se vienen tomando en el Ministerio de Gobernación para retomar el control de las cárceles», afirmó categóricamente el presidente Arévalo, quien detalló que estas acciones buscan «evitar que las redes, las maras, las pandillas, los distintos grupos criminales que están detenidos en las cárceles sigan operando con plena libertad».

Según explicó el mandatario, los disturbios han surgido específicamente «a partir de la decisión de poner en aislamiento a las cabecillas de las dos principales pandillas», a quienes se les han retirado privilegios que anteriormente disfrutaban dentro de los recintos penitenciarios.

Medidas específicas que desataron la reacción

El presidente fue específico al señalar que a los líderes de estas organizaciones criminales «se les han quitado todos los privilegios, están en una zona de aislamiento efectivo, ya sin sus pantallas de plasma, visitas selectivas, etcétera», condiciones que contrastan dramáticamente con las comodidades de las que gozaban anteriormente y que les permitían continuar dirigiendo operaciones delictivas desde el interior de las prisiones.

Estas restricciones, que forman parte de una estrategia integral para desarticular el poder de las pandillas dentro del sistema penitenciario, han provocado una reacción inmediata y coordinada en forma de motines en diversos establecimientos carcelarios del país.

Estrategia de contención sin concesiones

Un aspecto destacado por el presidente Arévalo fue la firmeza con la que el gobierno ha enfrentado estos disturbios. «Cada uno de estos motines han ido siendo resueltos sin que se haya cedido y cambiado la decisión de mantener a los cabecillas en donde se encuentran en este momento», subrayó, evidenciando la determinación de no retroceder ante las presiones ejercidas por los grupos criminales.

El mandatario explicó que el Ministerio de Gobernación ha atendido estas situaciones, que involucran tanto a personal penitenciario como a personal externo que acude a prestar servicios, mediante «estrategias de negociación, pero sobre todo sin ceder a las presiones que están haciendo estas pandillas».

Balance positivo pese a la multiplicación de incidentes

A pesar de la proliferación de motines, el presidente Arévalo hizo un balance positivo de la implementación de estas medidas. «Eso demuestra que se está teniendo éxito», afirmó, reconociendo que aunque «se han multiplicado, son varios», estos incidentes no han logrado que el gobierno modifique «la política del Ministerio de Gobernación de retomar control sobre las cárceles».

El mandatario destacó especialmente que hasta el momento se ha logrado resolver estos conflictos «sin que haya víctimas», lo que refleja un manejo calculado de las crisis por parte de las autoridades penitenciarias y de seguridad.

Un cambio de paradigma en el sistema penitenciario

Las declaraciones del presidente Arévalo revelan un cambio significativo en el enfoque gubernamental hacia el sistema penitenciario, tradicionalmente caracterizado por la permisividad y el control de facto ejercido por las organizaciones criminales dentro de los centros de reclusión.

La nueva estrategia busca desmantelar las estructuras de poder interno que han permitido a los líderes de pandillas continuar dirigiendo operaciones delictivas desde prisión, utilizando las cárceles como centros de operaciones para sus actividades ilícitas.

Si bien el presidente mostró satisfacción por los resultados iniciales de esta política, los recientes motines evidencian los enormes desafíos que enfrenta el gobierno para transformar un sistema penitenciario históricamente penetrado por la corrupción y el crimen organizado.

La resistencia mostrada por las organizaciones criminales a través de estos disturbios coordinados refleja la magnitud de los intereses afectados y la complejidad de recuperar el control institucional de espacios que durante años han funcionado bajo reglas paralelas al Estado de derecho.

El presidente Arévalo concluyó reafirmando que, a pesar de las dificultades, el gobierno mantendrá su curso de acción, considerando que la multiplicación de motines, lejos de ser un indicador de fracaso, confirma que las medidas están afectando efectivamente las estructuras de poder criminal dentro del sistema penitenciario guatemalteco.

La situación continúa desarrollándose mientras las autoridades mantienen su estrategia de aislamiento de cabecillas y restricción de privilegios, en lo que representa uno de los desafíos más significativos para la administración en materia de seguridad y justicia.