Han pasado casi 45 años desde aquella noche que marcó la historia de la música, pero el asesino confeso de John Lennon, Mark David Chapman, sigue tras las rejas. A sus 70 años, Chapman volvió a solicitar su libertad condicional ante la junta de Nueva York… y volvió a recibir un rotundo “no”.
Durante la audiencia, Chapman admitió que su crimen fue un acto “patético” y totalmente egoísta: “Esto fue por mí y solo por mí. Todo tuvo que ver con su popularidad”. Sin embargo, las autoridades concluyeron que su supuesto arrepentimiento no es genuino ni suficiente para justificar su liberación.
El hombre que disparó contra Lennon el 8 de diciembre de 1980, frente al edificio Dakota en Nueva York, relató que viajó desde Hawái inspirado por el libro El guardián entre el centeno. Esperó varios días al músico y, tras pedirle un autógrafo, cometió el crimen que lo condenó a cadena perpetua.
Hoy, Chapman asegura que pasa sus días leyendo la Biblia y alejado de toda búsqueda de fama. Pero, por ahora, su libertad sigue fuera de alcance. La junta penitenciaria lo dejó claro: el tiempo no borra el impacto de aquel acto que cambió la historia del rock.