Durante una entrevista con motivo del “Día del Cambio”, organizada por RCN Media, el CEO Gerardo Alcázar y el empresario José González Campo se animaron a tocar un tema que todos hemos escuchado —o dicho— más de una vez: “Los guatemaltecos vivimos quejándonos del país”.
Y aunque es cierto que muchas veces hay motivos, también es verdad que vivir en modo queja perpetua no cambia nada. Entonces, ¿cómo darle la vuelta a esa narrativa?
González Campo, con décadas de experiencia en el mundo empresarial (especialmente en CMI), propuso algo simple pero poderoso: hacer bien lo que está en nuestras manos. Así de sencillo. No se trata de ignorar lo que está mal, sino de asumir responsabilidad y empezar por lo que sí podemos controlar: nuestro trabajo, nuestras acciones diarias, nuestra actitud.
“Si todos los días mi objetivo es hacer las cosas bien, tengo menos de qué quejarme”, dijo el empresario, en una frase que podría bien ir en un post-it sobre el escritorio.
Este enfoque cambia el lente con el que miramos el país. No para idealizarlo, sino para balancear la crítica con un poco de acción constructiva. Y sí, también implica reconocer lo bueno que sí tenemos. Porque, como bien apuntó González Campo, tenemos una contradicción cultural extraña: nos quejamos de todo, pero también celebramos con entusiasmo. Metemos un gol y nos creemos potencia mundial, pero si nos anotan uno, ya nadie sirve. “Y a los 30 minutos, estamos otra vez diciendo: que viva Guate”.
Entonces, ¿cómo se cambia esta narrativa?
Primero: haciendo bien lo que nos toca. Segundo: reconociendo lo bueno. Y tercero (y clave): contagiando esa actitud. Porque, según González Campo, “esas cosas que hacemos bien tenemos que compartirlas, contarlas, pasarlas”. Y no desde el ego, sino desde el ejemplo.
Claro, no se trata de pintar todo color de rosa. Hay problemas grandes, urgentes y complejos. Pero como él dice, una cosa no quita la otra: puedo reconocer lo difícil, y aún así hacer algo para que la situación mejore, aunque sea un poquito.
Y en medio de esta reflexión, soltó una frase atribuida a Don Juan Bautista Gutiérrez (fundador de CMI), que bien puede funcionar como brújula personal:
“Si se puede, busquemos la forma”.
¿Optimismo ingenuo? No. Más bien, optimismo con los pies en la tierra. Porque sí se puede, pero toca buscar cómo. No es magia, es enfoque, esfuerzo y convicción. “Soñar en grande, pero trabajar en grande”, como dice él.
La conversación entre Alcázar y González Campo nos recuerda que cambiar la narrativa empieza con un cambio interno. Con dejar de repetir que “nada sirve” y empezar a preguntarnos qué podemos hacer mejor hoy. En el trabajo, en casa, en el tráfico, en la forma de hablar del país frente a nuestros hijos.
No se trata de negar lo difícil, sino de no quedarnos atrapados en ello. Porque si lo único que hacemos es quejarnos… eso también termina siendo parte del problema.
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