La Policía Nacional Civil confirmó la captura de uno de los reclusos que había escapado recientemente de la prisión de Fraijanes II, en Guatemala, un hecho que desató una amplia búsqueda nacional y fuerte condena internacional. El detenido es Byron Eduardo Fajardo Revolorio, conocido como Black Demon, señalado como uno de los cabecillas de la clica Latin Family del Barrio 18. La aprehensión se realizó en Santa Rosa durante un operativo especial de las fuerzas de seguridad, apenas días después de la huida masiva que puso en jaque al sistema penitenciario guatemalteco.
La fuga, que ocurrió entre el 10 y el 11 de octubre de 2025, involucró a 20 reos, la mayoría líderes o integrantes de alto perfil de la pandilla Barrio 18, catalogada como organización terrorista por Estados Unidos desde hace pocas semanas. Las autoridades detectaron la ausencia de los reclusos tras una requisa, aunque las primeras investigaciones señalan que la evasión se concretó en días previos y que los prófugos habrían salido de la cárcel utilizando uniformes de la Policía Nacional Civil. Según el director del Sistema Penitenciario, fuera de cámaras no se descarta la complicidad de funcionarios penitenciarios y fuerzas policiales, lo que refuerza la tesis de una operación cuidadosamente planificada.
Entre los fugados figuraban condenados a largas penas por homicidio, extorsión y otros delitos graves, lo que intensificó la presión del gobierno estadounidense y la sociedad civil por una respuesta contundente. Desde la confirmación de la fuga, las autoridades guatemaltecas desplegaron operativos en varias regiones y han enfatizado que la recaptura de todos los prófugos es una prioridad nacional. El arresto de Black Demon representa un primer avance, aunque diecinueve reos aún continúan en libertad, lo que mantiene la alerta en el país.
El Ministerio de Gobernación y el Sistema Penitenciario han enfrentado duras críticas por presuntas negligencias y fallas estructurales en la seguridad carcelaria. La reciente evasión ocurre en un contexto de renovada preocupación por la influencia y el peligro que representan las pandillas en el país. Organismos internacionales y el propio gobierno estadounidense han urgido a Guatemala a reformar sus protocolos penitenciarios, mejorar la vigilancia y sancionar a quienes resulten responsables de las fallas que permitieron la fuga. Mientras tanto, la búsqueda de los reos restantes continúa bajo la mirada atenta de la opinión pública y la presión internacional por resultados tangibles en materia de seguridad y justicia.