Spoiler: no siempre es mágica, perfecta ni de película… pero sí inolvidable (aunque no por las razones que creías).
“Tenía velas, música romántica y hasta me perfumé con ese que se supone que ‘enamora’… y terminó siendo un episodio que preferiría archivar como comedia involuntaria”, confiesa L., 22 años, entre risas incómodas pero liberadoras.
Todo parecía listo para su gran debut en la vida sexual, pero no contaba con la cruda realidad:
¿Dolor? Un poco.
¿Nervios? Muchos.
¿Pasión ardiente? Mmm… más como coordinación fallida y un “¿ya terminó?” al final.
Cosas que nadie te dice (pero aquí sí, sin filtros)
🌪 Los nervios son el tercer participante. Entre pensar si estás haciendo todo bien, si respiras muy fuerte o si eso fue un calambre, el cerebro no coopera mucho.
🧴 La lubricación no es opcional. Si no hay confianza, deseo o relajación, todo se complica… literalmente.
😬 Casi nunca es como en TikTok o las pelis. Y eso está bien. La primera vez no tiene por qué ser la mejor.
🤷♀️ No tener orgasmo no significa que fracasaste. El cuerpo necesita conocerse, y eso lleva tiempo. (¡Y práctica!)
🙃 Puede que te rías después. O que no quieras contárselo a nadie. O que lo recuerdes con cariño, aunque haya sido rarísimo.
¿Entonces todo mal?
¡Para nada! Lo importante no es que haya sido “perfecta”, sino que fue consensuada, segura y real.
Y eso ya es ganancia.
Moraleja: La primera vez no tiene que ser de cuento. Que sea tuya, auténtica y sin presiones. Porque el sexo no se trata de cumplir expectativas, sino de descubrir, explorar y disfrutar a tu ritmo.