Consentimiento: más sexy de lo que crees


Hablemos claro: el consentimiento no es una pausa incómoda ni una pregunta robótica tipo “¿puedo tocarte aquí?”. Nada de eso. Es comunicación, deseo compartido, complicidad… y sí, puede ser muy sexy.

Porque cuando alguien te dice “sí, me encanta eso” o “más así”, no solo te está dando permiso: te está abriendo la puerta al placer mutuo, y eso, amigo/a, es una señal de fuego.

El “sí” entusiasta vale más que mil silencios

Consentir no es solo decir “no” cuando algo no se quiere. Es, sobre todo, decir “sí” cuando realmente se desea. Y en ese “sí” hay una verdad poderosa: estamos en la misma sintonía.

Pedir consentimiento es como afinar una guitarra antes de tocarla: todo suena mejor después.

@_saludsexual_

♬ Drift – Phonk.exe

¿Y si hacerlo fuera parte del juego?

El consentimiento no tiene que ser serio o frío. Se puede pedir y dar con picardía:

  • “¿Te gusta así?”

  • “¿Puedo ir más abajo?”

  • “Dime si quieres que pare…”

  • “¿Hasta dónde quieres llegar esta noche?”

Ese tipo de frases encienden más que cualquier cliché de película.

Cuando sabes que tu pareja está cómoda, disfrutando y confiando en ti, todo fluye mejor.

Nadie quiere adivinar lo que el otro quiere o no quiere. Mejor hablarlo, reírse, preguntar, escuchar… y gozar con tranquilidad.