En el marco del “Día del Cambio”, una iniciativa de RCN Media, el CEO Gerardo Alcázar se sentó a platicar con el empresario José González Campo. La idea era simple: hablar sobre cómo podemos transformar Guatemala. Pero la conversación se volvió mucho más honesta y profunda de lo que muchos esperaban.
Todo arrancó con una pregunta que parece fácil, pero incomoda a cualquiera: “¿Qué haces por Guatemala?”
La respuesta de González Campo fue directa:
“Menos de lo que debería estar haciendo, de eso estoy seguro.”
Esa sinceridad pegó. Porque, aceptémoslo, muchos nos hemos sentido igual. Pero no se quedó ahí. Para él, ayudar a cambiar el país no siempre significa hacer cosas enormes. De hecho, su filosofía es otra: “Las pequeñas acciones bien hechas también cuentan, y mucho.”
“No todo se trata de hacer cosas grandes. También se trata de hacer lo pequeño con sentido, con intención de mejorar.”
Habló de cosas simples: sonreírle a alguien en el tráfico, hacer bien tu trabajo, ser buena onda con la gente. Suena básico, pero tiene un punto: cuando millones hacen lo básico bien, eso ya es gigante.
También tocó algo clave: el buen rollo y la energía positiva son contagiosos. No se trata de ser falso optimista, sino de generar entusiasmo, compromiso y esperanza. Porque si solo hablamos de lo mal que están las cosas y no hacemos nada, pues… nada cambia.
“Sin dejar de ver lo malo, hagamos lo mejor posible desde donde estamos. Eso inspira a otros.”
Durante la charla, Alcázar mencionó un problema real: la indiferencia. Mucha gente cree que como no puede hacer algo “grande”, mejor no hace nada. Y eso, según González Campo, es justo lo que nos detiene.
“Pensamos que no podemos hacer nada y por eso no nos importa. Pero lo tuyo, lo mío, sí es importante.”
En resumen: quejarse sin actuar no sirve. Hacer poco, pero hacerlo bien, sí.
Esta visión es como un refresh al típico discurso de “salvar al país”: no necesitas ser famoso, millonario o político para marcar la diferencia. Solo hay que hacer bien lo que te toca y no perder la esperanza de que eso, con el tiempo, suma. Mucho.
Así que ya sabes: lo pequeño no es poca cosa. Y si todos nos ponemos las pilas con lo que nos toca, Guatemala puede cambiar… aunque sea de a poco.