Las hermanas Kerollen Cunha Ferreira y Nancy Gonçalves Cunha Ferreira, conocidas en TikTok como Kérollen y Nancy, enfrentarán 12 años de prisión tras ser declaradas culpables por difundir un video considerado racista que involucró a niños afrodescendientes.
De la fama a la condena
Con más de 13 millones de seguidores en la plataforma, las creadoras de contenido gozaron durante años de gran popularidad. Sin embargo, un video publicado en 2023 desató la indignación generalizada y marcó el inicio de un proceso judicial que culmina ahora con su condena.
En la grabación, las influencers organizaron un supuesto “reto” en el que entregaban a niños de entre 9 y 10 años la opción de elegir entre dinero en efectivo o un “regalo sorpresa”. Lo que parecía un juego terminó en un acto de humillación: entre los obsequios ocultos se encontraban plátanos y muñecos con forma de mono, reforzando estereotipos racistas que generaron repudio masivo en redes sociales.
Argumentos de la justicia
Durante el fallo, la jueza Simone de Faria Ferraz, del Primer Tribunal Penal de San Gonzalo, señaló que las acusadas “convirtieron la inocencia de los niños en una burla cruel y racista, disfrazada de entretenimiento”.
La magistrada destacó que la conducta no solo atentó contra la dignidad de los menores, sino que también puso en evidencia la falta de responsabilidad de quienes, desde su influencia digital, amplifican conductas discriminatorias.
Sanciones económicas y debate social
Además de la condena carcelaria, Kérollen y Nancy deberán pagar una indemnización de 3.600 dólares (aproximadamente 14 millones de pesos colombianos) a cada uno de los menores afectados.
El caso ha generado un amplio debate en Brasil sobre los límites del humor en internet, el rol de los creadores de contenido en la sociedad digital y la necesidad de establecer regulaciones más estrictas para evitar que la popularidad en redes sociales se traduzca en impunidad.
Reacciones en redes
El veredicto ha dividido opiniones: mientras algunos usuarios celebran la sentencia como un precedente contra el racismo y la irresponsabilidad digital, otros han cuestionado la severidad de la pena. No obstante, el caso ya se perfila como un punto de inflexión en torno a la responsabilidad social de los influencers y el impacto de su contenido en las audiencias más vulnerables.