Los fans de Michael Jackson recibieron esta semana una dosis poderosa de nostalgia. Jonathan “Sugarfoot” Moffett, el legendario baterista que acompañó al Rey del Pop durante más de tres décadas, volvió a poner un pie en un lugar sagrado para la historia de la música: la misma sala de Westlake Studios donde en 1982 se creó Thriller.
A través de sus redes sociales, el músico compartió el emotivo momento, describiendo el espacio como el mismo recinto en el que Quincy Jones y Michael Jackson construyeron gran parte del álbum más vendido de todos los tiempos, aprovechando la acústica personalizada del estudio y equipo de punta para la época.
“Estoy en la misma sala donde se creó Thriller”, escribió, dejando claro que la vibra del lugar sigue intacta más de 40 años después. “Este sigue siendo uno de los estudios más influyentes de la música moderna”.
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La publicación detonó una ola global de nostalgia, y no era para menos: Moffett no solo formó parte de la gira y grabaciones más emblemáticas de Jackson, sino que fue una pieza clave de la energía rítmica que definió la era Thriller. Su visita devolvió a miles de fans a los años dorados del pop, cuando cada beat marcaba un antes y un después en la industria.
Aunque el motivo exacto de su regreso no ha sido revelado, el gesto tiene un enorme peso simbólico. Es como si una pieza viviente del legado de Jackson regresara al corazón donde todo comenzó.
Los Westlake Studios, por su parte, mantienen su estatus como uno de los templos del sonido moderno. Durante la producción de Thriller, el equipo instaló una consola Harrison 32C, considerada de lo más avanzado del momento, y trabajó bajo la visión de Quincy Jones y el ingeniero Bruce Swedien, responsables del sonido impecable que convirtió el álbum en una referencia mundial.
Hoy, cuatro décadas después, Moffett volvió a esa misma sala… y con él, todos los que crecieron moviéndose al ritmo de Billie Jean, Beat It y Thriller.

