De Belén a nuestros corazones: la historia de “Mi Burrito Sabanero”


La famosa canción navideña venezolana “Mi Burrito Sabanero”, uno de los éxitos más queridos en la época decembrina, tiene una historia de origen que muchos desconocen.

Compuesta en 1975, esta pieza musical se convirtió en un ícono del género aguinaldo, típico de Venezuela.

Lo que pocos saben es que su éxito estuvo marcado por una historia de dificultades económicas para sus intérpretes.

En sus primeros años, la canción fue interpretada por un niño de tan solo 8 años, Ricardo Cuenci, quien junto al coro infantil de La Rondallita, hizo realidad la grabación. Sin embargo, detrás de este éxito se esconde una historia de desventuras.

A pesar de la popularidad que alcanzó la canción, Cuenci y sus compañeros de La Rondallita nunca recibieron el pago por sus derechos, algo que Cuenci revela sin titubeos.

En una entrevista con la BBC, Cuenci comentó: “Un niño como yo nunca supo nada de eso, ni de dinero, ni de cobros… Nunca se nos pagó ni un bolívar partido por la mitad, ni a mí, ni a mis compañeros de La Rondallita”, haciendo referencia a la falta de pago por su participación en la grabación de la pieza que se convertiría en una de las más emblemáticas de la Navidad latinoamericana.

A pesar de este triste hecho, el tema logró posicionarse en los corazones de los venezolanos y de todos los latinos, logrando ser un himno en cada diciembre, y trascendiendo las fronteras para hacerse parte fundamental de las celebraciones navideñas de muchos países.

La historia de “Mi Burrito Sabanero” es, por tanto, un ejemplo de cómo el arte y la música pueden perdurar más allá de las adversidades.

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